La guerra del crimen organizado podría trasladarse al otro lado de la frontera por las alianzas de los cárteles del Golfo, Juárez, Tijuana y Sinaloa con bandas “bien establecidas” que operan desde cárceles y en las calles de Texas, Arizona y Nuevo México.
Los cárteles mexicanos de la droga se han aliado con bandas estadounidenses de diferente origen étnico que actúan en ambos lados de la frontera y amenazan con reproducir, en el sur de Estados Unidos, la violencia que se registra en México.
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